Eduardo Almeida
Las Montañas: El Camino Interior
Cal Garbat, S3
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“El camino hacia la cima es, como la marcha hacia uno mismo, una ruta en solitario.” Alessandro Gogna (Italia, 1946).
Son muchos los que vienen a la montaña intentando alcanzar lo imposible. Recorren el camino a paso ligero, sin detenerse, sin apartar la mirada del sendero, pensando únicamente en alcanzar la cima, como si conquistar la roca fuera posible.
Creen poseer en su interior el espíritu salvaje de la montaña, pero a la montaña no se la puede engañar. Quizás no entienden que la conquista real se realiza por dentro, y que recorrer esos senderos a solas, con uno mismo, les lleva paso a paso, a través de un largo camino interior, hacia un destino más elevado que las propias cimas.
Eduardo Almeida (1985, Zamora)
Perdido en el resonar latente de las montañas, en su inmensidad abrumadora y en las frías cimas cubiertas de hielo y nieve, donde el espíritu fluye como el agua entre las rocas y se libera de la prisión impuesta, es quizás allí donde encuentra lo que creyó perdido. Es allí donde renacemos y donde nuestra pequeñez ante el mundo nos recuerda cuál es nuestro verdadero lugar y aquello de lo que somos parte inmanente.
Es en el viaje de las nubes, en su belleza efímera, es en sus formas y elegancia donde encuentro el equilibrio que acaricia los montes, que juega con las texturas en la piedra, con la luz en los valles y con el reflejo de los lagos.
Es en los bosques cerrados y en sus senderos, es en su penumbra, donde encuentra el misterio que alimenta su curiosidad. En la caída libre de la cascada, en su sereno rugido convertido en seda blanca, es allí donde encuentra el auténtico silencio, donde encuentra la verdad intemporal. Es en el tronco retorcido del árbol dormido en mitad de la estepa, en su soledad centenaria, es en el recuerdo de miles de ocasos, donde encuentra la sabiduría.
